Hostia, me acabo de acordar de una buena. Yo vivía en una urbanización guiri que era básicamente un conjunto de urbanizaciones.
Estos cuatro chalés se tiraron 10/15 años abandonados (aparentemente aún lo están) y en el 2007 montamos allí lo que llamábamos el piso franco y que nos duró hasta el 2009, que al principio fue el sótano del tercero empezando por la derecha (nos lo quemaron), después la segunda planta del segundo (nula visibilidad del único camino de acceso) y finalmente la segunda planta del de la derecha (desde la terraza conseguíamos controlar el acceso). Llegamos incluso a tener un tiempo los dos de la derecha conectados con un puente que hizimos agujereando los techos esos piramidales con plataformas de andamios, hinjenieros de 13/15 años que éramos.
Como éramos todos los días de la semana unos 5/10 autóctonos con los 5/10 colegas de fuera que aparecieran por allí ese día, pues queriendo o no siempre dábamos mucho el cante y en nuestras urbanizaciones estábamos quemadísimos por cafres (aunque sólo había un segurata y nos protegía tela), así que el piso franco era un refugio y punto de encuentro de p*ta madre para echar las mañanas/tardes/noches/madrugadas. Basicamente pillábamos los sofás, tumbonas de playa, colchones viejos etc. que dejaban en la caseta de la basura comunitaria y nos los subíamos al piso, y allí es donde nos juntábamos para llevarnos a las niñas (por lo menos 10 se desvirgaron en esos colchones asquerosos), beber, fumar, tomar el sol, escuchar música o hasta echar la noche cuando a alguno lo echaban o se iba de casa. Eso era nuestro palacio. Y al ser eso basicamente una atalaya en lo alto de un cerro, pues teníamos desde la terraza unas vistas increíbles de toda Fuengirola y el mar, de la única carretera de acceso a las urbanizaciones y del único camino que subía al cerro, así que cuando nos llamaban a los civiles o locales teníamos tiempo de sobra para bajar el piso y correr campo através hacia las urbanizaciones de atrás sin que nos pillasen. Además los mayores de la zona nos pagaban las pipas, refrescos, batidos, etc para echar las tardes allí haciéndoles de vigías y avisarles por teléfono cuando subieran las patrullas.
Pues una buena tarde en la que estábamos tres partiéndonos la polla escuchando canciones del chivi en el móvil, vemos desde lo alto como salen de nuestra urbanización cagando hostias en dirección Fuengirola dos jogs con cuatro canis y sus respectivos calimeros y un coche que nos resultaba muy familiar persiguiéndoles, consiguiendo embestir a una de las motos
curva pabajo, para después pararse, gritarles cosas en inglés y volverse para la urbanización. Como vimos quién había sido y nos olíamos que aparecerían los civiles rapidito, nos fuimos corriendo para el
bar/supermercado para cotillear y resguardarnos un poco. Era otro de nuestro puntos de reunión porque era donde comprábamos los avíos y el centro neurálgico desde donde llegar a todos lados allí. Llegamos y estaba el inglés del coche allí ya contándole la historia al resto de parroquianos guiris y riéndose con sus dos hijos (uno de 17 y otro de 15 que también iban en el coche). Resulta que a estos ingleses les habían quemado los dos coches en la puerta del chalé en un ajuste de cuentas haría un par de meses y los canis tuvieron la malísima suerte de elegir esta casa para intentar robarle la moto a uno de los niños, estando las cosas muy calentitas en la casa de esta buena familia. Nos fuimos al piso de un colega que estaba castigado a contarle la aventura de la tarde y al salir de allí (habría pasado una hora más o menos desde la embestida) vemos como vienen subiendo unos 20 chavales de diferentes alturas, con cascos, pitones, piedras y litronas en las manos. Ná más nos vieron se escuchó un "a por los guiris" y allí que echamos a correr los tres
cuesta parriba, buscando esa escalera por la que conseguimos huir, aunque siendo yo el único gilipollas al que consiguieron meterle un pitonazo en la espalda y una litrona que me pegó de refilón en la cabeza.
Ya allí los canis se volvieron hasta las motos (unas 10 o así) y se fueron, aparecieron los civiles al rato y a mí por suerte más susto que otra cosa. Como corrió aquello rápido por el MSN, uno de nuestros colegas de Fuengirola se enteró de que su primo fue uno de los que subió. Canis de los Boliches, siendo uno un Einstein llamado Jony, famosillo por haberse pegado un tiro él solo en la pierna. Nuestro amigo medió muy tribalmente para que hubiera una tregua con los bolicheros y que estos no aparecieran más por allí, aclarando que los españoles de allí éramos chicos, que no habíamos tenido nada que ver con la historia y que la familia inglesa era chunga de cojones, ya que el padre tenía relaciones creo que con los Kavanagh. Aún así estuvimos dos semanas saliendo a la calle con más miedo que un testigo falso y mirando ocho veces antes de girar cualquier esquina.
Vaya tochaco y qué buenos recuerdos.