Si a mí no me tienes que convencer. Yo sé muy bien que todos los grandes líderes políticos fueron bajitos y además supieron ver que el respeto se gana con el miedo, como por ejemplo Yossif el seminarista clarividente o el mismísimo Onésimo, que no lo fue pero podría haberlo sido perfectamente.
Yo tengo mucho miedo de este sistema en los, espero, y pido que reces junto a mí pidiéndoselo al palio de El Silencio (auténtico palio de la verdadera religión), cuatro años que me queden despertándome por las mañanas; porque los soplapollas dominarán el mundo.
A ver, creas un sistema educativo que no te da ni para saber que Mérida es la capital de Extremadura, quién fue Recaredo, que el Tajo desemboca en Lisboa, que si tienes una polla eres un hombre o profesores que tampoco lo saben, después en vez de descargarse música de Jefferson Airplaine se ponen a escuchar Reggaeton y cuando les das una papeleta la auténtica furia de Belcebú toma tu distrito porque el chaval, chavala o chavale tiene estrés térmico con cuarenta grados, ecoansiedad o piensa que Daoiz fue fascista. Vamos, que un gilipollas de Gorlitz tiene más peso que tú echando su papeleta luciferina.
De verdad, ¿no conoces a nadie que sepa hacer cicuta y darme un poco?