Y por cómo empezó también, ¿no? Empezó con la rata dando una espantada con el Granada tras un precontrato y queriendo dar la espantada con nosotros a las pocas semanas de firmar, pero Argentina estaba tiesa. Luego vino el perder una Supercopa de Europa en el 94 (contra el Madrid de Morata, Asensio y Vázquez) por querer imponer su tikituki atacando hasta ganando. Le siguió el 5-0 del Barcelona en la Supercopa de Europa y después el 3-0 del Madrid en Copa con aquella maravilla de planteamiento con Ganso en banda izquierda, Correa de falso 9 y Ben Yedder y Sarabia en el banquillo.
Ya después vino el Leicester y el drama que fueron esa temporada los penaltis por no tener jerarquía alguna para designar a un lanzador oficial y ya como guinda del pastel, que el Atlético nos remontara 15 puntos en las últimas 13 jornadas cuando ya tenía firmado su siguiente robo, esta vez de dinero público a su Argentinita querida.
Ganó con la mejor generación chilena de la historia (Pizzi lo hizo al año siguiente) a las peores Brasil y Argentina y salió a palos y tribunales cuando le descubrieron los millones desviados por él y su amigo el presidente de la federación chilena a un paraíso fiscal. Salió a palos de Argentina. Tras obligar al Santos a hacer la mayor inversión de su historia en los 70 millones en fichajes que pidió y quedar segundo, chantajeó al club pidiendo otros 100 millones de reales en fichajes o se iba, diciendo que el club no aspiraba a conseguir nada esta temporada (finalista de la Libertadores sin él) y salió a palos y tribunales. Y ahora tras nuevamente forzar a un club a gastarse 100 millones en fichajes para firmar otro despeño liguero como el del Sevilla y por lo menos tocar plata ganando un estatal contra un equipo de tercera división, firma otra espantada a palos y probablemente tribunales. Como la líe en Marsella lo mismo se lo lleva el DAESH por delante.