Sin Juan Carlos Aragón, esto del carnaval es una mierda pinchá en un palo. Estaba a años luz de los demas. Estaba hasta por encima del propio carnaval, al menos desde la perspectiva de un sevillanito que sólo le llamó la atención lo que escribió él, algo de Martínez Ares y poco más. Todo lo demas es contar penas, concurso de voces, jurado politizado ideológicamente, poca transgresión y poca critica al poder, que es la verdadera esencia de lo que debería ser carnaval teniendo en cuenta sus orígenes y contextos históricos.