Ese partido lo vi en casa con unos amigos y mis padres no estaban. En el 3-3 saltó uno con tanto ímpetu que me dio un cabezazo en la boca, porque yo estaba sentado justo detrás. La falta con el gol fantasma no la vi porque estaba enjuagándome la brecha, pero con los gritos me cagué. Final de infarto sin duda.
Yo vi ése partido con mis hermanos. Tendriamos 16 los mayores y el mediano 13/14 por aquella época.
Mi padre con el 3/1 dijo que quitaramos el partido, que era una pena sufrir y ver a los cabestros disfrutad a nuestra costa.
Recuerdo que le dijimos que nanai, que íbamos a empatar.
Él se fue del salón disgustado y nos dejó a los 3 viendo el partido.
En el 3/3 de Galván cómo sería el grito y los puñetazos en la pared que estábamos dando que vinieron corriendo tanto mi padre como mi vieja en camisón y con la cara blanca , desencajada.
Nosotros seguiamos a lo nuestro, haciendo cortes de mangas y soltando por la boca lo que aún no se ha escrito.
Después de 20/30 segundos de euforia sin igual disolvimos la montañita que habíamos hecho en una esquina del sofá y nos lo vimos a los dos mudos e inmóviles observando.
Mi madre tuvo que comprar un par de pijamas nuevos porque nos reventamos los cuellos de los agarrones y mi padre ése día se dió cuenta de lo que había criado hasta hoy.