Pabernos matao
- Autor ZaCk
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Más que en Amazonas, montaña. Lo que se ve al fondo es una subida asfaltada por donde circula la gente normal. Nosotros usamos un camino paralelo que bordea el pueblo y da a la parte más alta de la montaña (que es donde estaba el hotel). Pero si quitas esta anécdota (año pasado) lo demás son tres cosas de niño. Mi vida es muy simple y sencilla, me faltan más aventuras como la del año pasado (infinitas más). La de @Zmork desde luego no es (mi ídolo floril en estas lindes).
Pues justo lo digo y justo escribe.
Con la moto, con 16 años, un viernes de dolores un gilipollas hizo un giro indebido donde hoy está la rotonda de la moneda y salí volando. El casco se rajo por la mitad. Me dio tiempo a pensar mientras iba volando que menos mal que lo llevaba.
Con mi Hyundai coupe me echo fuera de la carretera de monte quinto a dos hermanas uno que venía de frente por mi carril a la altura del club de tenis de montequinto. Me salve porque no venía nadie de frente mientras mi coche volcado cruzaba la calzada tras contravolantear y ponerme a dos ruedas. Mi madre venga a llamar sin parar al móvil agobiando porque si mientras volvía de Sevilla a medio día.
Con 21 años me cruce nadando a la barra del portil. A la vuelta la corriente me arrastraba hacia dentro, tarde hora y media en salir. Fue muy jodido porque había medusas y tuve que nadar en paralelo a la costa hasta que la corriente me permitió llegar a orilla.
En Perú y Rumanía me dio respeto que por 5€ te parten las piernas y nunca sabes si la tía con la que estas tonteando es la novia de alguien.
Con mi Hyundai coupe me echo fuera de la carretera de monte quinto a dos hermanas uno que venía de frente por mi carril a la altura del club de tenis de montequinto. Me salve porque no venía nadie de frente mientras mi coche volcado cruzaba la calzada tras contravolantear y ponerme a dos ruedas. Mi madre venga a llamar sin parar al móvil agobiando porque si mientras volvía de Sevilla a medio día.
Con 21 años me cruce nadando a la barra del portil. A la vuelta la corriente me arrastraba hacia dentro, tarde hora y media en salir. Fue muy jodido porque había medusas y tuve que nadar en paralelo a la costa hasta que la corriente me permitió llegar a orilla.
En Perú y Rumanía me dio respeto que por 5€ te parten las piernas y nunca sabes si la tía con la que estas tonteando es la novia de alguien.
Os acordáis? Vivia a escasos 100 MTS de esta obra ( mis padres siguen viviendo allí ) 10 minutos antes que estallase pase por allí.....
Estaba bebiendo agua en la cocina, la ventana de la cocina daba a ese descampado y los cristales de la ventana literalmente volaron. Se me clavaron e hicieron varios cortes afortunadamente sin importancia.....
Más bueno que un Golden Retriever.
Aparte cero gusto por las motos, siempre en taxi o a patas cuando salía y ningún interés por la adrenalina de hacer según qué cosas.
Y sobre todo un muy buen beber, puedo estar todo lo ciego que quieras que tal y como intuyo algo raro me pongo en alerta y se me corta el morado en seco, ya sea para no meter la pata, evitar una pelea, darme cuenta de quién viene de malas o exigirle a algún colega que no vaya a hacer la locura que pretende.
La mía peor de riesgo de muerte por paliza ha prescrito pero tampoco se puede contar. Costó mucho dinero a unos hijos de la gran p*ta que habían apalizado a unos amigos. Si nos pillan nos matan con 21 añitos.
Tocho
La otra cercana, que resultará familiar a todo sevillano que haya veraneando en la costa de la luz, fue en un pueblo gaditano, donde tengo familia, en mi época surfera, con 16 o 17 años. Éramos un grupo de unos 40, casi todos nativos, salvo los 3 o 4 que éramos hijos o nietos de nativos. Había un sector violento que estaba siempre buscando la excusa para dar palizas a madrileños, sevillanos o moteros (nunca supe el porqué de los moteros). El asunto es que en una terraza de verano estaba yo tonteando con una chavala espectacular, de lo más bonito que he visto en mi vida, rubia rizada con unos ojos azules medio grises, bueniiiisima, y me estaba dando cuerda, pero resulta que venía con un grupo de sevillanos. Como mi acento no me delata como nativo ceceador, se me acerca uno de los sevillanos, muy chulo, tan grande como yo, pero con 15 kilos menos de músculo por aquellas fechas, con otros dos amigotes respaldándolo en un momento que la chavala va al baño, que estaba en el bote, me vienen los 3 a decirme en tono y gesto amenazante, que ni se me ocurra seguir hablando con ella o me parten la cara. Alrededor mía, estaban 15 o 20 de mis colegas surferos y con la mala suerte que los que más cerca estaban, enfrente mía, eran los más cafres, los buscabroncas. Uno de ellos, el más bajito, era raro el día que no lo veías con un botellín roto en la mano, aunque no lo usara nunca.
Me doy cuenta de que los surferos cafres se habían coscado de algo raro y estaban los 4 o 5 mirándonos y se venían a acercar. Yo, para que no se liara, disimiulando sonriendo dicéndole a los que me habían amenazado, vale, vale, ya nos vemos, dándole en el hombro, los otros sin entender nada. Al menos les salvé de la primera. De la segunda no. Me vienen y me preguntan. ¿Qué ha pasado con esos, qué querían? y yo, no, nada, a uno lo conozco de Sevilla, pero no se lo tragaron. Volvió la chavala, se pone a hablar conmigo y los notas vienen otra vez diciendo a voces. !Yo que te he dicho¡¡¡, ea, a tomar por culo, en dos milisegundos había 8 notas dando guantazos y la gente jalenado a la vez que yo me llevaba a la chavala para afuera, pero ya era imposible, venga gente de otros grupos a entrar a la terraza a ver si podía dar un guantazo a un sevillano, cual hienas, mis amigos normales y yo intentando pararlos, alguna pelea incluso entre amigos míos porque estaban hartos de esos cafres...
El caso es que salieron medio qué, los 3 con dos o tres hostias y 200 collejas. Yo hablando con ellos diciéndole por qué había disimulado y en cierto modo me agradecían que nos habíamos metido en medio para que no los lincharan.
Estropeado el plan con la chavala, de momento, porque también me agradecía haber evitado el linchamiento, se van los chavales sevillanos y me voy con otro colega de Sevilla que se quedaba en mi casa a dar una vuelta. Cuando volvemos a la hora por ahí a la terraza, me veo otra vez a 60 notas allí, mis amigos 20 o 30 que no conocía como hablando entre ellos y los sevillanos de nuevo. De locos. Cojo yo, en plan salvador de la humanidad, me voy a para ellos los aparto y les digo, quillos, por favor, iros de aquí tíos, que os van a matar, los notas hasta me iban a echar cuenta, por mi seguridad, dudaban, pero se iban yendo. Un amigo mío tirándome de la camiseta, yo sin echarle cuenta, hasta que me tira fuerte y me saca de la bulla, y me dice: Vete por coño de aquí, estos 30 vienen a buscarte a ti, son la gente del campo, a uno de los que le han pegado es familia de gente del campo. Yo como una rata, desaparecí y pa casa. Hasta tres días después que me dijeron que ya estaba todo zanjado, no pude salir de mi manzana. Si me enganchan allí, me abren en canal. No había ni uno con dos cejas y que no tuviera la cadera como un buzón de correos. Los más apretados de la provincia de Cádiz.
Tocho
La otra cercana, que resultará familiar a todo sevillano que haya veraneando en la costa de la luz, fue en un pueblo gaditano, donde tengo familia, en mi época surfera, con 16 o 17 años. Éramos un grupo de unos 40, casi todos nativos, salvo los 3 o 4 que éramos hijos o nietos de nativos. Había un sector violento que estaba siempre buscando la excusa para dar palizas a madrileños, sevillanos o moteros (nunca supe el porqué de los moteros). El asunto es que en una terraza de verano estaba yo tonteando con una chavala espectacular, de lo más bonito que he visto en mi vida, rubia rizada con unos ojos azules medio grises, bueniiiisima, y me estaba dando cuerda, pero resulta que venía con un grupo de sevillanos. Como mi acento no me delata como nativo ceceador, se me acerca uno de los sevillanos, muy chulo, tan grande como yo, pero con 15 kilos menos de músculo por aquellas fechas, con otros dos amigotes respaldándolo en un momento que la chavala va al baño, que estaba en el bote, me vienen los 3 a decirme en tono y gesto amenazante, que ni se me ocurra seguir hablando con ella o me parten la cara. Alrededor mía, estaban 15 o 20 de mis colegas surferos y con la mala suerte que los que más cerca estaban, enfrente mía, eran los más cafres, los buscabroncas. Uno de ellos, el más bajito, era raro el día que no lo veías con un botellín roto en la mano, aunque no lo usara nunca.
Me doy cuenta de que los surferos cafres se habían coscado de algo raro y estaban los 4 o 5 mirándonos y se venían a acercar. Yo, para que no se liara, disimiulando sonriendo dicéndole a los que me habían amenazado, vale, vale, ya nos vemos, dándole en el hombro, los otros sin entender nada. Al menos les salvé de la primera. De la segunda no. Me vienen y me preguntan. ¿Qué ha pasado con esos, qué querían? y yo, no, nada, a uno lo conozco de Sevilla, pero no se lo tragaron. Volvió la chavala, se pone a hablar conmigo y los notas vienen otra vez diciendo a voces. !Yo que te he dicho¡¡¡, ea, a tomar por culo, en dos milisegundos había 8 notas dando guantazos y la gente jalenado a la vez que yo me llevaba a la chavala para afuera, pero ya era imposible, venga gente de otros grupos a entrar a la terraza a ver si podía dar un guantazo a un sevillano, cual hienas, mis amigos normales y yo intentando pararlos, alguna pelea incluso entre amigos míos porque estaban hartos de esos cafres...
El caso es que salieron medio qué, los 3 con dos o tres hostias y 200 collejas. Yo hablando con ellos diciéndole por qué había disimulado y en cierto modo me agradecían que nos habíamos metido en medio para que no los lincharan.
Estropeado el plan con la chavala, de momento, porque también me agradecía haber evitado el linchamiento, se van los chavales sevillanos y me voy con otro colega de Sevilla que se quedaba en mi casa a dar una vuelta. Cuando volvemos a la hora por ahí a la terraza, me veo otra vez a 60 notas allí, mis amigos 20 o 30 que no conocía como hablando entre ellos y los sevillanos de nuevo. De locos. Cojo yo, en plan salvador de la humanidad, me voy a para ellos los aparto y les digo, quillos, por favor, iros de aquí tíos, que os van a matar, los notas hasta me iban a echar cuenta, por mi seguridad, dudaban, pero se iban yendo. Un amigo mío tirándome de la camiseta, yo sin echarle cuenta, hasta que me tira fuerte y me saca de la bulla, y me dice: Vete por coño de aquí, estos 30 vienen a buscarte a ti, son la gente del campo, a uno de los que le han pegado es familia de gente del campo. Yo como una rata, desaparecí y pa casa. Hasta tres días después que me dijeron que ya estaba todo zanjado, no pude salir de mi manzana. Si me enganchan allí, me abren en canal. No había ni uno con dos cejas y que no tuviera la cadera como un buzón de correos. Los más apretados de la provincia de Cádiz.
Última edición:
Una pena lo que se ha convertido El Palmar hoy en día, que estuve visitando a mi hermano mayor (que es surfero) y se ha convertido eso en un p*to parque temático.
Yo viví la época del pique Skaters vs Rollers, alguno salió con un tablazo en los morros por las típicas tonterias de que, los skaters eran los punks y los rollers los pijos, y "qué haces patinando mi rampa" y chorradas varias. Que bonita nuestra juventud, verdad?
Macho es que vaya tela, yo me he comido lo de:
Yonkis vs resto del mundo (chaval! tienes 20 duros? un sigarro? a qué te registro?)
Skaters vs Rollers. Comentado arriba
Punks vs Nazis (o gitanazis). A veces corriendo nosotros, otras veces ellos.
Y Canis vs resto del mundo. Que era llegar a los botellones los del pelado cenicero y hacerse el silencio.
Me cago en mi vida, que ganas de arruinarse la vida, de hecho, conozco a algunos que, con tanto comprar lotería con las peleitas, se buscaron una ruina (cárcel) muy gorda
De niñaterias nunca tuve ninguna historia así para contar pues tenía la cabeza bien puesta.
Sin embargo, el año pasado, en un plazo de dos meses tuve la sensación de que hasta aquí había llegado mi vida.
La primera, en Navidades de 2021. Iba conduciendo de Sevilla a Punta Umbría, y a la altura del puente gigante de Huelva que da a la ría, el coche que iba delante mío directamente pegó un bote, saltó como Sandro jugando con la Real Sociedad.
Cuando lo vi, frené, pero no vi nada en la carretera, hasta que mi coche también botó. Juro que pensaba que del bote, me salía del puente y caía a la ría, lo que era muerte segura.
Resulta que alguien había colocado una pedazo de piedra de cemento gigante, que llegaba a la altura del faro del coche prácticamente. Se me reventó la rueda también lo que me hizo perder el control del coche. Vamos un susto de muerte.
La otra experiencia fue si cabe más terrorífica y sobretodo mucho más asquerosa.
Era finales de febrero, y cogía un vuelo Sevilla - Charleroi. Yo cojo como unos 24-30 vuelos al año, o sea que volar no me da miedo en absoluto, pero esto fue diferente.
Al llegar a Bélgica e intentar aterrizar, nos dimos cuenta de que había un tormentón enorme con ráfagas de viento de casi 130 km/h. Aterrizar era imposible.
Cada vez que el avión descendía para aterrizar, el mismo viento levantaba el avión súbitamente y lo ponía casi en perpendicular al suelo, perdiéndose cada vez el control del avión por uno o dos segundos. El piloto ahí decidía subir, porque había riesgo realmente de estrellarnos. Esto nos pasó como 5 o 6 veces. Llego el punto de que hasta escribí por WhatsApp a mi hermano para casi despedirme de él.
Podéis imaginaros la gente: todos gritando, en pánico, y sobretodo, muchísima gente vomitando por todo el avión. A Dios gracias que no había cenado aún.
Mención especial para ese chaval que estaba tres o cuatro filas delante mía al que, en una de estas bajadas y subidas estratosféricas, una chica empezó a potarlo entero: de arriba a abajo. Todo. Y el pobre desgraciado dándole al botoncito de llamar a la azafata, como si la azafata fuese a ir a ayudarle en algo con la que nos estaba cayendo a todos.
El olor era realmente nauseabundo dentro del avión, no se podía parar allí. Me da muchísimo asco el ver a la gente vomitar, y ese día pudieron vomitar 40 o 50 personas cerca mía.
Al final, el piloto decidió ir a Lille y aterrizar allí porque las condiciones climatológicas eran mucho más favorables. Pero vaya susto.
Sin embargo, el año pasado, en un plazo de dos meses tuve la sensación de que hasta aquí había llegado mi vida.
La primera, en Navidades de 2021. Iba conduciendo de Sevilla a Punta Umbría, y a la altura del puente gigante de Huelva que da a la ría, el coche que iba delante mío directamente pegó un bote, saltó como Sandro jugando con la Real Sociedad.
Cuando lo vi, frené, pero no vi nada en la carretera, hasta que mi coche también botó. Juro que pensaba que del bote, me salía del puente y caía a la ría, lo que era muerte segura.
Resulta que alguien había colocado una pedazo de piedra de cemento gigante, que llegaba a la altura del faro del coche prácticamente. Se me reventó la rueda también lo que me hizo perder el control del coche. Vamos un susto de muerte.
La otra experiencia fue si cabe más terrorífica y sobretodo mucho más asquerosa.
Era finales de febrero, y cogía un vuelo Sevilla - Charleroi. Yo cojo como unos 24-30 vuelos al año, o sea que volar no me da miedo en absoluto, pero esto fue diferente.
Al llegar a Bélgica e intentar aterrizar, nos dimos cuenta de que había un tormentón enorme con ráfagas de viento de casi 130 km/h. Aterrizar era imposible.
Cada vez que el avión descendía para aterrizar, el mismo viento levantaba el avión súbitamente y lo ponía casi en perpendicular al suelo, perdiéndose cada vez el control del avión por uno o dos segundos. El piloto ahí decidía subir, porque había riesgo realmente de estrellarnos. Esto nos pasó como 5 o 6 veces. Llego el punto de que hasta escribí por WhatsApp a mi hermano para casi despedirme de él.
Podéis imaginaros la gente: todos gritando, en pánico, y sobretodo, muchísima gente vomitando por todo el avión. A Dios gracias que no había cenado aún.
Mención especial para ese chaval que estaba tres o cuatro filas delante mía al que, en una de estas bajadas y subidas estratosféricas, una chica empezó a potarlo entero: de arriba a abajo. Todo. Y el pobre desgraciado dándole al botoncito de llamar a la azafata, como si la azafata fuese a ir a ayudarle en algo con la que nos estaba cayendo a todos.
El olor era realmente nauseabundo dentro del avión, no se podía parar allí. Me da muchísimo asco el ver a la gente vomitar, y ese día pudieron vomitar 40 o 50 personas cerca mía.
Al final, el piloto decidió ir a Lille y aterrizar allí porque las condiciones climatológicas eran mucho más favorables. Pero vaya susto.
Una vez estaba viendo un partido del Sevilla en un bar y Reyes falló una ocasión clarisima e que de ser gol nos hubiese clasificado para semifinales de copa, por lo que exclame un cariñoso a la par que racista: "¡gitano de los cojones!" y cuando miré a mi lado estaba Chiquetete con cuatro o cinco primos mirando el futbol también.
Era mortal. He visto las peleas más bestias de mi vida allí. No había muertos en cada una de ellas por verdadera suerte. No se me olvidará la que le dieron a unos moteros con rastas a los que les decían Los Milli Vanilli, que venían con unas Harleys. Madre mía, es fue de las malas malas, de tíos de 35 años, no de chavales
Si has veraneado por allí, a lo mejor te suena uno al que le decían "el muerto", era un recogevasos todo cachas, pero cachas agrícolas, que se peleaba con la gente que rompía los vasos. Le decían el muerto porque apareció un par de veces medio muerto tirado por algún escondrijo. Una de ellas en un contenedor metido, y se dieron cuenta al volcar el contenedor.
Me río de la compañía que le tenga que firmar a Zack un seguro de vida.
Miedo por mi vida he tenido una vez, que fue breve pero intenso. Salí a bucear con un grupillo que estábamos sacándonos el título avanzado (para poder bajar más de 18 m). Bueno, pues ese día el mar estaba más o menos en calma, pero los días anteriores había estado revuelto y con tormentas, y entonces había bastante poca visibilidad. En esos casos lo habitual es que el descenso se haga con una línea de la vida: echan un cuerda en diagonal desde el barco hasta el fondo, y todos los buceadores van bajando agarrados a la cuerda para reunirse la profundidad que se quiere sin riesgo a que nadie se desoriente o pille una corriente chunga. El caso es que, aunque yo llevaba una cuantas inmersiones, era la primera vez que bajaba así y, por lo que sea, me pilló por sorpresa que aquello resbalase tanto. Supongo que en mi cabeza esperaba la textura que tiene una cuerda de las de trepar, pero entre el agua y los bichos marinos que se van pegando a todo lo que se tira mucho tiempo sumergido, no pude evitar soltarme. Estuve varios segundos que se me hicieron eternos cayendo de culo hasta el fondo, unos quince metros en los que no se veía una p*ta mierda y no me atrevía a nadar por miedo a desorientarme y alejarme del barco en vez de ir para arriba. Por fin toqué fondo y me pude ubicar, pero el problema es que yo no sabía cuánto había descendido exactamente (si bajas más de 20 metros tienes que hacer una parada de seguridad para que el aire no te reviente los pulmones, básicamente). Estuve un rato pensando hasta que me decidí a subir al menos a buscar la cuerda, porque no veía a nadie cerca y tampoco era plan echar ahí el día.
Lo bueno de ir en grupo es que el monitor salió a mi encuentro con la linternita y me hizo señales de que estaba todo ok. Menos mal que una vez en el punto al que nos dirigíamos la visibilidad ya era bastante mejor, porque si no tremenda mierda de tarde.
El caso es que la sensación de caer el vacío sin ver nada a tu alrededor, en fin. Todavía no entiendo cómo estaba yo tan tranquilo.
Miedo por mi vida he tenido una vez, que fue breve pero intenso. Salí a bucear con un grupillo que estábamos sacándonos el título avanzado (para poder bajar más de 18 m). Bueno, pues ese día el mar estaba más o menos en calma, pero los días anteriores había estado revuelto y con tormentas, y entonces había bastante poca visibilidad. En esos casos lo habitual es que el descenso se haga con una línea de la vida: echan un cuerda en diagonal desde el barco hasta el fondo, y todos los buceadores van bajando agarrados a la cuerda para reunirse la profundidad que se quiere sin riesgo a que nadie se desoriente o pille una corriente chunga. El caso es que, aunque yo llevaba una cuantas inmersiones, era la primera vez que bajaba así y, por lo que sea, me pilló por sorpresa que aquello resbalase tanto. Supongo que en mi cabeza esperaba la textura que tiene una cuerda de las de trepar, pero entre el agua y los bichos marinos que se van pegando a todo lo que se tira mucho tiempo sumergido, no pude evitar soltarme. Estuve varios segundos que se me hicieron eternos cayendo de culo hasta el fondo, unos quince metros en los que no se veía una p*ta mierda y no me atrevía a nadar por miedo a desorientarme y alejarme del barco en vez de ir para arriba. Por fin toqué fondo y me pude ubicar, pero el problema es que yo no sabía cuánto había descendido exactamente (si bajas más de 20 metros tienes que hacer una parada de seguridad para que el aire no te reviente los pulmones, básicamente). Estuve un rato pensando hasta que me decidí a subir al menos a buscar la cuerda, porque no veía a nadie cerca y tampoco era plan echar ahí el día.
Lo bueno de ir en grupo es que el monitor salió a mi encuentro con la linternita y me hizo señales de que estaba todo ok. Menos mal que una vez en el punto al que nos dirigíamos la visibilidad ya era bastante mejor, porque si no tremenda mierda de tarde.
El caso es que la sensación de caer el vacío sin ver nada a tu alrededor, en fin. Todavía no entiendo cómo estaba yo tan tranquilo.
Yo aconsejo a todo el mundo que lo haga si puede. Es una sensación maravillosa.
Y lo digo yo, que la primera vez iba acojonado y casi abandono cuando, aunque el fondo estaba a 12 metros de profundidad, yo estaba sumergido solo tres palmos. Al final conseguí pasar el mal trago inicial, y no solo eso, sino que acabé disfrutando como un enano.
He hecho 4 inmersiones: en Tenerife, Lanzarote, Malta, y otro en Cuba que ya fue una p*ta locura y me tiraron ahí en mitad del Mar Caribe, sin tierra a la vista, donde vi morenas, una manta de cuatro metros fácil, y hasta un tiburón de arrecife a unos 10 metros de distancia.
El submarinismo es de las mejores experiencias que he vivido.
Eso sí, en la iniciación he visto a gente que lo pasa realmente mal, sufriendo y a la que no le gusta en absoluto. Ser capaz de controlar tus miedos y plantar cara a las adversidades es importantísimo al iniciarse en este mundillo.
Me pasó algo similar discutiendo sentados en una mesa enfrente uno del otro, con un compañero de la Universidad criatura, con el que me llevaba bien, en presencia de un gran amigo común de ambos, florero ilustre, biri, de izquierda, tela, pero con el culo pelado de esas cosas, con 2 o 3 años más que yo. Empezó a decir que el Betis era el equipo de la gente humilde y trabajadora, pero se fue viniendo arriba diciendo que el SFC era el equipo de los fascistas (sí, una criatura diciendo eso) ahí le dije que los fascistas eran los de su peñas de nazis, eso le sentó especialmente mal y me atacó personalmente diciendo, sin conocer mi vida, que yo sería otro niño de papá como todos los palanganas. En una época en la que ordeñaba los fines de semana y tenía que meter 1 hora en la bañera para quitarme el pestazo, pero lo que el sabía era que yo vivía en el centro, pero no sabía que en un cuchitril que daba asco, con muebles, suelo, techo y cuarto de baño de los años 40. Y ahí le solté, ea, pues sí, sois unos tiesos y vuestra afición está llena de kinkis, yonkis y gitanos (aún no nos habíamos apropiado de los adjetivos). No terminé de decirlo, y el nota cogió un pisapapeles de cristal que podía pesar un kilo y me lo tiró a la cabeza, lo esquivé de p*to milagro, estalló contra la pared detrás de mi. Me levanté, él también, y nos íbamos a matar. Si me engancha me arranca la cabeza. ¿Qué problema tienes con los gitanos?. Yo soy gitano. El colega de ambos, se metió por medio, tranquilizando y excusándome, que no lo había dicho con mala intención, bla, bla. No tenía ni p*ta idea de que era gitano. Cuando lo dijo, pues ya sí lo pensé, y coño, tenía rasgos gitanos, pero como a mi la suda que seas gitano payo o chino, ni lo había procesado. Le pedí disculpas y le dije que no tenía nada contra los gitanos, y nada, lo aceptó. Pero macho, vaya telita la ida de olla del colega. Me podía haber desgraciado. Después fue un tipo que me ayudó con un par de cosas que curiosamente han marcado mi trayectoria profesional, lo que son las cosas. Era buen tío,y lo es, violento, pero nunca gratuítamente. El tío con el que si tienes mala suerte de hacerle un dedo en el coche, te vas a arrepentir toda tu vida. Jamás he vuelto a decir la palabra gitano inoportunamente.
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Yo tengo dos, la primera una chiquillada pero que la conté de milagro.
Con unos amigos nos metíamos a jugar en una fábrica abandonada, así que jugando al escondite en una azoteilla me salté un pequeño murito de un metro con la idea de agacharme detrás, en la azoteilla contigua. Escuché un grito de "illo illo illo" y cuando me di cuenta y pasé al otro lado del muro, me quede colgando en el claustro interior de la fábrica, en una caida de unos 10 metros que dudo que la hubiera contado. Menos mal que venían los hermanos mayores de mis amigos y entre dos de ellos me agarraron los brazos para volver a meterme dentro de la azoteilla donde estaba. Siempre he tenido bastante respeto por las alturas y creo que me viene de ahí.
La segunda casi que lo achaco a lo paranormal. Tenía un examen en un pueblo de Madrid y fui a coger el tren que salía de Atocha a eso de las ocho menos cuarto de la mañana. Mientras iba en el metro a Atocha no se porque me dije que mejor iría en autobús ya que, aunque tardaría algo más en llegar, estaría menos tiempo en la puerta del examen y por consiguiente con menos nervios. Así que cambié de metro y cogí el bus en Moncloa. Efectivamente, era el 11 de marzo de 2004 y de haber ido a Atocha probablemente habría estado en los andenes de los trenes que explotaron.
Con unos amigos nos metíamos a jugar en una fábrica abandonada, así que jugando al escondite en una azoteilla me salté un pequeño murito de un metro con la idea de agacharme detrás, en la azoteilla contigua. Escuché un grito de "illo illo illo" y cuando me di cuenta y pasé al otro lado del muro, me quede colgando en el claustro interior de la fábrica, en una caida de unos 10 metros que dudo que la hubiera contado. Menos mal que venían los hermanos mayores de mis amigos y entre dos de ellos me agarraron los brazos para volver a meterme dentro de la azoteilla donde estaba. Siempre he tenido bastante respeto por las alturas y creo que me viene de ahí.
La segunda casi que lo achaco a lo paranormal. Tenía un examen en un pueblo de Madrid y fui a coger el tren que salía de Atocha a eso de las ocho menos cuarto de la mañana. Mientras iba en el metro a Atocha no se porque me dije que mejor iría en autobús ya que, aunque tardaría algo más en llegar, estaría menos tiempo en la puerta del examen y por consiguiente con menos nervios. Así que cambié de metro y cogí el bus en Moncloa. Efectivamente, era el 11 de marzo de 2004 y de haber ido a Atocha probablemente habría estado en los andenes de los trenes que explotaron.
Yo tengo alguna.
Mi vida ha ido cambiando de lugar y he vivido en varios sitios, pero los más locos cuando estaba viviendo en un pueblo cercano a Sevilla, con todos los que me juntaba éramos unos chalados, Breakbeat, coches a toda pastilla, y haciendo botellón en el Ibiza.
Recuerdo ir a una fiesta de breakbeat a un pueblo de Cádiz por carreteras secundarias a mil por hora, de verdad no se como estamos todos vivos, ibamos a ese tipo de fiestas con un buen cargamento, allí montabamos el puesto y todo el finde gratis.
En ese tipo de fiestas he visto de todo, apuñalamientos, robos, peleas gordisimas, por suerte nos retiramos a tiempo, en unas Colombinas vimos a un tipo rajado de arriba abajo, creo que murió, ese mundo se puso insostenible, ya no se podía decir que eras de Sevilla, directamente, en Huelva y Cádiz te mataban por eso. Me retiré al techno y no abandoné los estudios.
Mi vida ha ido cambiando de lugar y he vivido en varios sitios, pero los más locos cuando estaba viviendo en un pueblo cercano a Sevilla, con todos los que me juntaba éramos unos chalados, Breakbeat, coches a toda pastilla, y haciendo botellón en el Ibiza.
Recuerdo ir a una fiesta de breakbeat a un pueblo de Cádiz por carreteras secundarias a mil por hora, de verdad no se como estamos todos vivos, ibamos a ese tipo de fiestas con un buen cargamento, allí montabamos el puesto y todo el finde gratis.
En ese tipo de fiestas he visto de todo, apuñalamientos, robos, peleas gordisimas, por suerte nos retiramos a tiempo, en unas Colombinas vimos a un tipo rajado de arriba abajo, creo que murió, ese mundo se puso insostenible, ya no se podía decir que eras de Sevilla, directamente, en Huelva y Cádiz te mataban por eso. Me retiré al techno y no abandoné los estudios.